lunes, 4 de febrero de 2013

El Mundo de Ben (Cont.) 8


El mundo de Ben (Cont.)




8

Una especie de almohada gigante acomodaba el cuerpo de ambos, no sabían cuanto habían dormido, y mucho menos donde estaban. Pero lo que sí tenían claro era que estaban muy cómodos donde fuera que estuvieran, se sentían cansados y no querían levantarse nunca de aquella cama tan cómoda como regazo de madre para un bebé. Ben abrió los ojos y descubrió aquella comodidad.
Se puso de pie para asegurarse que aquello no era un sueño, o tal vez sí, no estaba seguro, últimamente todo era tan extraño.
Se hallaban sobre una larga y ancha nube tan blanca y tan densa como la nieve. Una fría brisa se cruzó con Ben erizándole la piel. Andy se despertó mirando a todos lados asombrado. Sobre ellos no había más que la inmensidad del cielo azul que se conectaba con el espacio exterior. Estaban a bastante altura, lo sabían porque hacía mucho frío. Muchas nubes de más o menos el mismo tamaño que la que tenían bajo sus pies, se esparcían a través de aquel inmenso cielo azul más oscuro que claro.
—¿Qué hacemos? —Preguntó Andy mientras se ponía de pie y miraba a todos lados buscando qué hacer.
—No lo sé bien, la extensión entre una nube y otra es mucha como para intentar saltar de nube en nube.
—Eso significa que… —Dijo Andy esperando a que Ben concluyera con la frase.
—Que tenemos  que buscar la manera de salir de aquí, sin tener que saltar, porque si nos caemos… —Ben cortó sus palabras mientras se acercaba al borde a la nube y miraba al fondo, no se divisaba bien lo que podría haber allá abajo. Se podía ver algo azul, todo el suelo azul difuminado por una ligera niebla que no dejaba distinguir qué era aquello— Bueno, no sé realmente qué podría pasar, tal vez nos podríamos hacer daño.
Andy emitió un suspiro de indignación y a este le siguió el de Ben. Ambos paseaban su mirada por la inmensidad del cielo en el que se encontraban, esperando por alguna especie de milagro que los sacara de ahí.
Se acostaron con las manos detrás de la cabeza a pensar qué hacer, y sin darse cuenta se quedaron dormidos.
Andy abrió los ojos, la fuerza de la brisa en su cara era increíble; sentía como sus cabellos bailaban por el viento, la presión le obligaba a entrecerrar los ojos.
Se hallaba montado en la espalda de un gran pájaro marrón de grandes alas que volaba a través del inmenso cielo, llevándose por medio cientos de nubes. Andy se giró en busca de Ben, que no estaba en el mismo pájaro que él. Miró al lado derecho en el momento en el que pasaba otro pájaro igual a ese que llevaba sobre su espalda a Ben.
                —¿A dónde nos llevan? —Gritó Andy a Ben.
                —Ni idea. —Exclamó Ben.
                De pronto el pájaro en el que iba Andy giró completamente haciendo que éste perdiera el equilibrio, cayendo a través de las nubes y el torrente de viento que se cruzaba con él. Ben emitió una exclamación mientras alargaba la mano en un intento esperanzado de poder jalarle hacia él, pero su acción se cortó cuando el pájaro en el que iba se giró también logrando la caída de Ben.
                La caída parecía no terminar, el suelo azul que antes no se distinguía, poco a poco se hacía visible mientras cruzaban por las nubes y la neblina que se repartían por el cielo.
                Aquel suelo azul que habían visto desde lo alto de la nube, era agua. Un gran e inmenso mar se extendía bajo sus cuerpos en caída libre. Ben alcanzó en el aire a Andy y le tomó de la mano para que cayeran juntos y no se perdieran. Cuando notaron que faltaba poco para caer, ambos cerraron los ojos y contuvieron la respiración esperando el golpe contra el agua.

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